Intentaba
respirar en centímetros cúbicos. El olor a fuel le resultaba totalmente
repugnante. Era como sentir que el veneno se le colaba a través de las aletas
de la nariz.
Los
pulmones a medio gas, tan solo intentando inyectar la mínima cantidad de aire
para sobrevivir. La vida se le iba soplo a soplo mientras, allá afuera, rugía
la tormenta.
Su
espalda encajada entre Juan y Pedro y todos, los dieciséis de la tripulación, que
apenas se podían mover en aquel espacio. Los goterones de sudor les caían sobre
las cejas, tal era el asfixiante calor, y a él no se le ocurría otra cosa que
pensar en María. Ella y su ardor, ella y su abrazo infinito, ella siempre ella,
no quería ni imaginar la posibilidad de no volver a acariciar su cuerpo.
Un
golpe de mar…
Su
mirada fue a cruzarse con la de Manuel acuclillado. Sus ojos paralizados
pidiendo auxilio en silencio. Los ojos de Manuel, los labios fruncidos de El
Chato, la mandíbula apretada de Josito. Todos, sus compañeros de siempre,
unidos por el contacto obligado del infortunio.
Alzó
la mirada. La escotilla cerrada impidiendo una filtración del agua que se
debatía allá fuera.
Exhaló
desesperanza y se sintió como un ladrón robando unos segundos de vida. Mas no
era ningún pecador, o quizás sí. A él le esperaba una reina ¿y a los otros? Uno
por uno repasó mentalmente la historia de cada cual. Quién podría decidir el
que merecía la salida, el viento en el rostro, el beso en los labios, la
caricia en el pelo. Nadie o todos, pero daba igual, aquello no era una partida
más de mus, aquello no era un juego y sí, quizás, el castigo que de alguna
forma u otra esperaba que ocurriera. Porque nadie puede ser tan feliz, nadie
puede tenerlo todo, nadie tiene el derecho de vivir sin mancha, sin castigo,
sin congoja.
La
madera cruje, es el lamento de la vieja nave. Y ellos… ellos abandonados en
brazos del azar.
Otro
golpe de mar…
Ilustración: Silvia Sanz
Texto: Esperanza Castro
Coño, q angustia!!!!
ResponderEliminarFelicidadez Tati....!!
ResponderEliminarEl mar ya se habrá calmado y todos sobrevivieron... intoxicados, débiles pero junto a los suyos??
Gracias y saludos a las tres Tatis queridas.
Betilón
Gracias Betilonciña. Les doy tus saludos y te enviamos desde aquí otros tres besos.
EliminarMuaaacccc... muaacccc... muacccc
¡ Me dejaste a tus pies, acuclillado !
ResponderEliminarNo tanto así. Levántate, Manuel :)
Eliminar¿cuantos habràn vivido lo que cuentas?
ResponderEliminar!Què fuerte Tati!
Exactamente, Fabi. El cuento se puede volver aún más desesperante si pensamos en inmigrantes hacinados para intentar una vida mejor.
EliminarMuy bueno, Tati!
ResponderEliminarFelicidades.
Gracias, Ruty, Me gusta verte por aquí
Eliminarme inyectaste la angustia!!!
ResponderEliminardevoré los párrafos buscando un final que quedó en suspenso, librado a la imaginacion de cada lector,
sabia medida el dejarlo inconcluso,
propiciando la meditación fina y pausada, viendo cada rostro y reacción,
muy, pero muuuuy bueno, TATI,
Gracias, Marioncheta. Me place saber que la sensación de angustia y encierro os llegó. Es lo que pretendía.
EliminarSi pretendías producir angustia, lo has conseguido.
ResponderEliminarAsí que ¡enhorabuena por tu relato! No tardaremos en verlo publicado en alguna antología; no me cabe duda.
Sí, es lo que pretendía, Silvia.
EliminarYa veremos que le depara el destino al relato... como a los tripulantes
Magnifico relato, Tatip. Mortal para los que padecemos claustrofobia. Aún me falta el áire.
ResponderEliminarEl dibujo de Silvia ayuanto a la angustia.
Geniales las dos.
Besos
El dibujo de Silvia AYUDANDO. Ay
EliminarVaya, Manu, ¡y tú con tu claustrofobia!
EliminarAbrazos de esos que nos gustan
¡Caray Tatip, qué angustia!
ResponderEliminar¡Cómo se alarga el tiempo en una situación así! ¡Y todo lo que se puede llegar a pensar! ¡Qué intenso!
Extraordinario relato en su forma y contenido. ¡¡Felicidades!!
Silvia, ¡qué imagen más fuerte! Siempre consigues decir sin palabras.
Gracias, Kunita. No es fácil ponerse en la piel cuando no se ha vivido una situación semejante. Me alegra que os haya llegado la emoción
EliminarTati mis pulmones se pusieron histericos, el destino nos libre de una tormneta perfecta. Bien llevado el relato.
ResponderEliminarGracias, Carliux!!!
EliminarOh! el agua, fuente de vida,
ResponderEliminarelemento infinito...
pero, ojo, en la dosis adecuada,
en su justa medida.
Que si la cosa se desmadra
nos muestra en el lado opuesto
su ímpetu imparable,
su aspecto mas siniestro.
En dos palabras y pa que quede claro:
si os lanzáis a navegar
hacedlo en un lago llano y plano
por que ZI ZOBRA agua
el barco puede ZOZOBRAR.
Gracias YONOHESIDO, cierto que el agua es fuente de vida pero, en exceso, se puede llevar muchas por delante.
EliminarHuy! Qué angustia mi Tati. Noto que has crecido. Me gusta tu estilo y la forma en que nos dejas en completo suspenso. Lo bueno -o lo malo para algunos- es que cada quien puede imaginar el final... ¿o el principio?
ResponderEliminarHe llegado tarde a falta de tiempo para visitaros. Pero ten la seguridad que nunca te fallaré. Besos para tí y las demás Tatis desde aquí, donde tu ya sabes.
La Rosca anda sin mí en un crucero por el caribe. Así que cuando regrese le digo que te lea.
Gracias Cañue. Estoy segura de que nunca me fallarás.
EliminarAhhh, dile a la Rosca que me da muuuuuuuuuuchaaa envidia. Echo de menos el Caribe. Pero mucho mucho...