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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Abdul y las flores

Hace tiempo que no escribo un post. Me refiero a un texto específico para resultar una entrada en este blog.
Últimamente estoy centrada en los relatos, sí, relatos que al final acaban siendo un nuevo post en este espacio, o terminan siendo algo que pretende ser aún más grande concursando a un premio -¿quién sabe?-.
Pero hoy quería probarme. Jugar de nuevo a escribir para comunicar algo, aunque esto no llegara a ser ni relato, ni entrada, ni tan siquiera una ocurrencia.

He llegado esta mañana y me he encontrado sobre la mesa un ramo de rosas. ¿Mi cumpleaños?, os preguntaréis. No. ¿Mi aniversario? Casi, pero tampoco. Es un detalle que viene apareciendo de cuando en cuando, sin frecuencia, sin continuidad, como una pincelada de alegría a las siete y media de la mañana de un día cualquiera.

Frente al edificio de nuestra empresa hay una floristería. No se trata de una al uso, es una especie de almacén de flores que distribuye por Internet –de hecho, sólo se pueden comprar por Internet, aunque estés en frente-. De vez en cuando, desechan algunas que no consideran aptas para su venta. Pero, para nuestro regocijo, éstas aún pueden tener un segundo uso.
El vigilante nocturno de nuestro edificio, Abdul, sale a la caída de la tarde a husmear. Siempre la basura contuvo cosas despreciables para unos e interesantes para otros. Y de ahí, esas flores marginadas porque ya no sirven para un centro o ramo o corona, cumplen la misión de alegrar las mesas de esta triste y monótona oficina.


Hace tiempo, en mi libreta de bolsillo escribí la siguiente frase: “Nunca me faltarán las flores en mi trabajo”. Y así, cuando no las arranco a escondidas del descuidado rosal que adorna la parcela, llega Abdul y, en la oscuridad, hace el milagro de regalarme esta sorpresa.




15 comentarios:

  1. ¡Que suerte! Qué buena forma de empezar la jornada. Da gusto con una persona así, que hace las cosas por el puro placer de satisfacer, sin entrar siquiera dentro de sus obligaciones.

    Yo, al llegar al trabajo, me suelo encontrar notitas del jefe del tipo "Ponte rápidamente con esto, que corre mucha prisa". Y eso no levanta el ánimo como lo hace un ramito de rosas.

    Felicita a Abdul de mi parte; personas así debería haber más por todas partes...¡Yo quiero un Abdul en mi vida!

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  2. Caray!!! entre la señora de la limpieza y Abdul te tienen mimadísima.
    ¡Que bonita son las flores y que alegría transmiten!
    Un beso florecilla.

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  3. q guay!!!
    las flores son una maravilla y lo mas facil para alegrar una mañana gris. y ese abdul realmente un primor.
    conste que nuestra señora de la limpieza en época de frutales nos deja de regalito una caja con ciruelas o manzanas.......tampoco está mal no???
    y ahora q lo pienso creo q nosotros nunca le hemos dejado nada.......

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  4. Es una alegría y una bendición que personas desinteresadamente nos recuerden cuando encuentran algo bonito . las flores son preciosas Abdul merece tu comentario que es esa especie de agradecimiento que sientes
    Pero perdona mi pregunta ¿le has hacho saber la alegria que te causa su delicadeza? besotes

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  5. Tatip, la basura ajena, muchas veces es la comida, la medicina o el trabajo de otros. Qué bueno que a veces ande florida y alegrando rincones!!

    Bien por Abdul!!

    Ch.

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  6. Comparto todos los comentarios… ¡¡qué lindo tener rosas presentes toda la jornada!!
    Te doy la enhorabuena por Abdul, es una joya.
    Besos

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  7. Pues sí, Abdul es un primor (Raquelita, sí le hemos dejado mensajes de agradecimiento a Abdul a través de su compañero diurno), tanto como la señora de la limpieza, Pili, que es la que antes nos hacía el mismo regalo, cuando las flores las tiraban durante su jornada laboral.
    POdemos decir que somos afortunadas al vernos tan consentidas. Pili y Pablo (el vigilante diurno) empezaron la costumbre y ahora Abdul la continúa, aunque no podamos agradecérselo cara a cara.
    Yo sigo apostando por la gente. Es buena por naturaleza.

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  8. Bien dicen que “La basura de unos, es oro para otros”
    Yo que soy afecto a los bazares y mercadillos bien lo sé....
    Y entiendo que se necesita alma de chacharero para apreciar muchas cosas que “no cuestan” y nos hacen el día
    Besos
    Manuel

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  9. Hola. Paso por primera vez por tu blog y me sorprendes con esta historia.
    Tienes que ponerte a escribir inmediatamente un relato sobre Abdul, las rosas y tú misma. Ah, y si te vale un consejillo, deja el final abierto para que los que lo leamos dejemos volar la imaginación.
    Enhorabuena por el olor a rosas y por esos compañeros que te hacen enfrentar el día de esa manera.
    Un abrazo,
    José Ignacio - Taller de escritura

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  10. ¡Bienvenido José Ignacio!
    ¡Qué alegría verte por aquí!
    Pues sí, quizás Abdul requiera y se merezca un relato. Déjame que lo piense...
    A veces, de las cosas más sencillas y cotidianas, es de donde sale la magia, los regalos, el placer.

    espero seguir viéndote por aquí y por los otros lares.

    Abrazote!!!!

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  11. Lindo romance el de Abdul con esas flores.
    Seguro que las últimas rosas de la tarde, aun sabedoras de que acabarán en la basura, no se preocupan porque cuentan con esa mano amiga que las rescata.
    (Ahora pienso que es mucho mejor destino acabar en la basura que en una corona de flores...)

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  12. Jajaaaa.. Leti, qué acertada consideración!!!

    Tati, estaría genial imprimir una copia de tu post con la foto a color y dejarla una noche en la mesa de Abdul. ¿No crees que le encantaría el detalle en correspondencia?

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  13. Ay, Leti, ¡qué ocurrencia! Pero, sí, tienes razón, mejor la basura que una corona.

    Silvia, es bonita la idea que apuntas, sin embargo, no sé cómo lo interpretaría Abdul. El es marroquí y desconozco el código de costumbres. Es muy muy tímido y me lo imagino perplejo y hasta avergonzado ante una nota así.

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  14. Qué bonito gesto el de Abdul, Tatip, eso se llama iniciativa y buen gusto.
    Dale un beso de mi parte.
    Poco romántico me parece recibir flores compradas a través de Internet (por aquello de la tarjetita, que no tiene dedicatoria de puño y letra del "ilustre". Mmm...

    Un beso, amiga!

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  15. Visitándote. Extrañándote. Leyéndote.
    Me ha encantado esta entrada y el destino maravilloso y dichoso de dichas flores...un beso enorme

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